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Hay mucha gente que piensa que ir a un sitio como DSTAgE, un restaurante con estrellas Michelín, es algo reservado para gente con mucho dinero, y que son lugares en los que te encuentras trajes y corbatas, abrigos de visón, cubiertos de plata y copas de cristal de murano. Pero todo eso ha quedado atrás gracias a una generación de cocineros y empresarios que han conseguido convertir la alta cocina en un producto de masas donde lo que te encuentras son personas de todo tipo con ganas de darse un homenaje, que se olvidan de los trajes para ir en vaqueros y camiseta.
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Así que aquí estamos Angela y yo, vestidos con la ropa con la que fuimos a trabajar ese día, como el que va al bar de la esquina al ‘after-work’. Pero este día teníamos algo que celebrar, ya que la reserva para DSTAgE era el regalo de cumpleaños de Angela (reserva que tuve que hacer con tres meses de antelación).
Resumen de contenido de este post
¿Qué vas a encontrar en DSTAgE?
Comiviajero, en DSTAgE, nada más llegar te encuentras ese ambiente anti-snob, con una decoración mucho más ‘estilo nórdico’ que ‘estilo francés’. DSTAgE es todo lo contrario a, por ejemplo, el Club Allard, restaurante del cual era chef Diego Guerrero antes de la creación de DSTAgE, y que también pudimos probar en su día. DSTAgE es sin duda la consolidación de un gran proyecto culinario.
¿Qué hay más campechano y menos snob que tomarse una cervecita en la barra antes de sentarse a comer? Pues DSTAgE coge esa ‘tradición’ y lo primero que hace con los comensales es sentarlos en alguno de los sofás de la entrada o incluso en la barra del bar, para allí empezar la experiencia tomando algo mientras te sirven el primer aperitivo. En nuestro caso fueron unas navajas al natural con dashi de apio y leche de almendra, con una presentación exquisita, que fueron toda una declaración de intenciones.
Que comience el partido
Tras abrir boca en el bar toca dirigirse a la cocina, donde uno de los cocineros de DSTAgE preparará el siguiente aperitivo justo delante de ti. En nuestro caso nos lo preparó una cocinera encantadora (en otros lo hace el propio Diego Guerrero) que nos iba desgranando cada uno de los ingredientes mientras que nosotros simplemente salivábamos. Espectacular:
Y tras degustar uno de los mejores platos que nos hemos llevado a la boca nos dirigimos a nuestra mesa. Y como decíamos, nada de cristal de murano o manteles blancos impolutos. Una gran mesa de madera y una vajilla chulísima y sin ninguna ostentación. Empieza el baile de platos.
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Una vez en la mesa, muy buena comida y un trato ejemplar
El primer plato en llegar fue el mejor mochi que he tomado jamás. Era impresionante, e incluso el grano de maíz que lo acompañaba y que podéis ver en la siguiente foto estaba impresionante. Sí, un simple grano de maíz.
Continuamos con uno de los platos favoritos de Angela, el tomate garum. Tres tomatitos de una calidad impresionante, algas y un polvo de garum (una salsa hecha con varios tipos de pescado) terminado con nitrógeno. Era la unión perfecta de un producto de primera y las más modernas técnicas culinarias.
Aquí nos paramos un instante para desvelar un pequeño secreto, y es que a mí no me gusta nada el pimiento, no me gusta su olor y aún menos su sabor. Y el siguiente plato era una rosa de pimiento asado. Y como allí había ido a jugar, no podía quedarme sin probarlo. Y para sorpresa propia (y también para Angela) el plato me encantó. Estaba realmente rico, y para que lo diga yo…
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Los dos siguientes entrantes contaban con sabores completamente distintos pero con la misma calidad y gusto que los anteriores. Una cigala con ajo y Kombu que puedo decir sin dudarlo que es la mejor cigala de la historia, y un caldo de morcilla de Beasain y puerro que pese a lo que pueda parecer por ser morcilla, tenía un sabor super suave que hacía la boca agua y que no dudamos en rebañar.
Principales en DSTAgE: dos pescados y una carne
Y empezamos los platos principales con dos platos de pescado, primero una kokotxa de salmón que era como mantequilla derretida en la boca. Simplemente espectacular.
El segundo de los pescados era un bacalao en salmuera. En esta ocasión es a Angela a la que no le llama nada el bacalao, y su reacción tras probarlo fue decir «si fuese como este comería bacalao todos los días». Un bacalao meloso, acompañado de unos ingredientes que lo realzan a la perfección son sin duda una gran combinación.
Y para terminar con los principales no podía faltar algo de carne, en este caso un delicioso solomillo del carnicero (así es como se le llama a esta pieza) cocinado a baja temperatura durante nada menos que 36 horas. Además estaba acompañado con una salsa de calabaza asada y tamarindo de la cual no dejamos nada en el plato.
Aquí he de decir que por haber elegido el menú medio (de 14 platos) ésta era la única carne entre los principales, algo que para nosotros es algo insuficiente. No porque te vayas a quedar con hambre, todo lo contrario, pero sí que nos pareció que no estaba compensado en este aspecto ya que por ejemplo había tres mariscos diferentes.
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Los postres: el punto fuerte de DSTAgE
Y pasamos a los postres con una especie de flor de caqui y remolacha, un plato realmente curioso, ya que la flor estaba situada encima de un cubito de hielo ‘serigrafiado’ con el logo de DSTAgE en el interior.
Y ahora viene lo bueno, un plato lleno hasta arriba de algodón dulce con una especie de mazorca de palomitas de maíz, kikos y chili. Y lo curioso es que pese a ser algodón dulce, el plato no era para nada empalagoso, al contrario, el toque del chili y los kikos ayudaban a equilibrarlo a la perfección.
El siguiente fue el postre más sorprendente (y eso era realmente difícil visto el nivel) ya que era una pantxineta en la que habían sustituido el hojaldre por zanahoria morada. Y lo más curioso de todo es que sabía como una pantxineta normal. O mejor dicho, sabía incluso mejor que una pantxineta normal. Brutal.
Y para acabar: un trampantojo, ajo morado. Pero como buen trampantojo lo mejor es que no os desvele el misterio, si queréis saber qué es realmente tendréis que probarlo por vosotros mismos. Sólo decir que estaba buenísimo.
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Nuestra experiencia en DSTAgE
Por desgracia nuestra cena llegó a su fin. No sin que el chef Diego Guerrero se pasase por nuestra mesa como buen chef para preguntarnos que tal había ido la cena, y por supuesto no sin que se nos olvidase pagar la cuenta, la cual ascendía a 265 euros, incluyendo los dos menús (125 euros por persona) dos copas de vino blanco (5 euros por copa) y una botella de agua (otros 5 euros).
Hablando de precios, debéis tener en cuenta que DSTAgE cuenta con tres menús distintos de 12, 14 y 17 elaboraciones cada uno y a un precio de 92, 125 y 150 euros respectivamente. Nosotros elegimos el medio porque al ser cena igual 17 elaboraciones se nos hacían demasiadas, aunque luego siempre te quedas con el regustillo de «para una vez que vas…»
En resumen, toda una experiencia que por supuesto repetiremos algún día, aunque también es cierto que nos quedan muchos restaurantes con estrella que visitar. Sin ninguna duda, podemos decir que nos sentimos como en casa, rodeados de un staff atento en todo momento que se desvivía por hacerte sentir cómodo y que se detenía en cada plato para hacer apasionante incluso la explicación.
Por supuesto por precio no es un lugar al que acudir a menudo, pero eso no quiere decir que no te merezcas uno de los mejores homenajes culinarios que te puedas dar en tu vida. Aprovecha cuando tengas algo que celebrar y no dudes ni por un instante acudir a DSTAgE, merece cada céntimo de lo que cuesta.
Resumiendo…
- El producto utilizado en DSTAgE está tratado y presentado de una manera exquisita. Sus dos estrellas Michelín están totalmente merecidas.
- ¿Dónde puedo encontrar DSTAgE? El restaurante de Diego Guerrero se encuentra en la calle de Regueros, nº8, Madrid.
- ¿Cuánto cuesta? DSTAgE cuenta con tres menús degustación distintos de 12, 14 y 17 elaboraciones cada uno y a un precio de 92, 125 y 150 euros respectivamente. Nosotros elegimos el medio y la verdad es que fue más suficiente. La cuenta total fueron 265 euros, pero ten en cuenta que no pedimos maridaje.
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