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No hace falta decir que nos encanta probar restaurantes nuevos y que, en cuanto tenemos un ratito libre, nos escapamos a saborear las nuevas aperturas madrileñas. Eso hicimos cuando nuestro radar detectó Lúbora, un bistró en el norte de la ciudad que llegó para quedarse por su buen hacer en los fogones.
La propuesta de Lúbora, capitaneada por el chef Raúl Harillo, con experiencia en templos culinarios como Diverxo (al que esperamos poder ir algún día cuando seamos capaces de conseguir hueco), es de un clasicismo renovado que enamora: sabor tradicional con una vuelta de tuerca creativa y con una presentación exquisita.
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Una de las cosas que más nos gustó es el ambiente moderno pero acogedor que ofrece Lúbora. Además, el chef le puso el nombre al bistró como homenaje a sus perras, Lúa y Bora, y para nosotros ese amor por los animales siempre será un punto a favor. El salón es precioso y está decorado con sus fotos:
En Lúbora vas a encontrar una carta con ingredientes muy diversos y variados presentados de un manera que los hace fáciles de compartir, por lo que te recomendemos que pidas 4 o 5 cosas distintas para que puedas probarlo todo (o casi) 😉
Puedes consultar aquí la carta completa de Lúbora, que hace un repaso de la A a la Z a la cocina tradicional española reinventada: raya asada al azafrán y fideos de arroz al pesto de rúcula, costilla de ternera a baja temperatura al oloroso o callos a la madrileña “picantitos” con mucho morro .
Resumen de contenido de este post
Abriendo boca: crema de patata trufada
Siempre he sido muy fan de los ‘detalles de bienvenida’, porque te ayudan a hacerte una idea de qué es lo que te vas encontrar en los platos fuertes de la carta. En este caso, Lúbora nos ofrece una crema de patata trufada que a mí me ganó desde el minuto 1, porque la patata y la trufa son dos ingredientes que adoro por separado y que me hacen salivar hasta el infinito cuando se combinan.
Empezamos con los pescados
Nos ponemos serios y nos lanzamos a probar los dos primeros platos, en los que el pescado es el protagonista: gambones por un lado y atún por otro. En primer lugar, ceviche de gambón con sisho sobre pan crujiente de gambas. Sin ninguna duda, lo que más sorprende es la presentación del plato, que desde luego no es la presentación habitual de un ceviche a la que estamos acostumbrados. En este caso, la mezcla del gambón, el sisho y el aliño, descansa sobre un pan de gambas que hace que la mezcla de texturas en la boca sea sorprendente.
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¿Hemos dicho ya que somos adictos a los tartares de atún? Es raro que lo veamos en la carta de un restaurante y no lo pidamos, y por supuesto Lúbora no fue una excepción. En este caso lo acompaña una ‘kimchinesa’, tobico y lo que yo llamo ‘hormigas que suben al árbol’ 😀 La verdad es que se nota que el producto es de primera calidad, que está bien tratado y esa mayonesa especial le da un toque interesante, pero es verdad, que en este caso, para mí la textura crujiente de los fideos de soja que coronaban el plato restaban más que sumar.
Entre plato y plato: un desierto de foie
Con el foie nos pasa un poco como con los tartares, nos cuesta no pedirlo cuando los encontramos en la carta de un restaurante. En este caso Lúbora lo presenta desmigado en una pequeña montaña de arena de foie coronado con gelatina de varias frutas y hierbas aromáticas, que le dan un toque muy muy especial. El plato va acompañado de unos rectángulos de pan que ayudan a empujar las miguitas de foie y que combinan a la perfección.
Le toca el turno a la carne
Terminamos esta estupenda comida con dos platos de carne: jamón ibérico y oreja de cerdo. Como ves, los sabores que encuentras en Lúbora son sabores familiares, pero están combinados de manera exquisita con elementos menos tradicionales.
El primero de los platos es un bao que tiene encima una montaña de ingredientes, todos riquísimos. Además del pan de la parte inferior lleva foie, ibérico, trufa, huevo y otra vez fideos de soja. A pesar de que creo que en algunos platos abusan de este último elemento, la combinación de todos estos ingredientes es divina.
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Y terminamos la tanda de salados con una oreja de cerdo cocinada de una forma muy distinta a la que estamos habituados, que en nuestro caso es a la plancha y con picante. Estas orejitas de cochinillo confitadas y crujientes con chimichurri combinan a la perfección el crujiente de la parte exterior con la melosidad del interior de esta deliciosa pieza de casquería, y con ese punch que le da el chimichurri. Un juego de texturas brillante que sin duda merece la pena probar.
La leche con galletas de Lúbora
El colofón a una gran comida es sin duda un postre como este: una reinvención de la leche con galletas que se sale de los típicos postres de siempre. Leche en varias texturas (condensada, en helado), galletas desmigadas y crujientes de galleta forman un cierre perfecto para una gran comida. ¡Simplemente delicioso!
Resumiendo…
- Si te apetece probar sabores que ya conoces de sobra, pero trabajados presentados de una manera distinta y original, Lúbora es tu sitio. Has comido ceviche u oreja muchas veces, pero seguro que nunca de la manera que la presentan el Lúbora.
- ¿Dónde puedo encontrar Lúbora? Está en la calle del General Moscardó, 39 (Madrid).
- ¿Cuánto cuesta? Tienes opción de pedir menús degustación o elegir los platos de la carta que más te apetezcan. Dependiendo de eso, el precio variará, pero está en torno a los 18-25 euros por persona.
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